sábado, 10 de noviembre de 2012

HABITACION 2208 por Paco01


Dos semana de viaje de trabajo por toda Europa visitando todas y cada una de las delegaciones de la empresa empezaba a hacer mella en mi estado de ánimo.
Cuando me ofrecieron el puesto de responsable de calidad y el proyecto de auditar las delegaciones en Europa me pareció providencial, mas aun teniendo en cuenta que acababa de precintar mi segundo matrimonio. Pero después de dos años de proyecto y viajes intermitentes de larga duración todo empezaba a cambiar de color.
Había centrado mi vida en torno, a una cada vez más obsesiva atención de mi cuidado personal, que reconozco me situaba casi al límite de la vigorexia: gimnasio intensivo y diario, rigurosa dieta, depilación, ropa a medida, trabajar y trabajar, de aeropuerto en aeropuerto de oficina en oficina y de hotel en hotel, que convertía mi vida en una espiral que me sumía mas y mas en un aislamiento social preocupante.
Aquella tarde en de noviembre en Oslo, era como cualquier tarde de invierno en cualquier otra ciudad el norte de Europa. A las 17:00 las calles estaban desiertas, sometidas por el tácito toque de queda que imponían de unos agradables 15º bajo cero.
Después de la sesión de gym y una reconstituyente ducha en mi habitación, me deje caer desnudo sobre la cama y con la mirada fija en el techo y caí en la cuenta de que en los dos últimos años apenas había follado en un par de ocasiones. Fue entonces cuando la idea empezó a rondar en mi cabeza. No era precisamente a lo que estaba acostumbrado, incluso me daba cierto reparo, ¡pero qué cojones! ¿a quién tenía que dar ningún tipo de explicación? Además me merecía un respiro!. Cogí el periódico local que había en la habitación y busque la consabida sección de contacto. Después de leer varios anuncios repetitivos, me decidí por uno al azar...
Una señorita con voz sensual contesto inmediatamente al teléfono:
-God ettermiddag, kan jeg hjelpe?
El Radison Blue esta situado en el centro de Oslo, 37 plantas de acero y cristal que cubrían todas mis necesidades cuando visitaba la sede en Noruega. Linda, así es como me habían dicho en la agencia que se llamaba la señorita de compañía que me enviaban, llegaría en 30 minutos y el taxi corría de mi cuenta. Una mezcla de actitud depresiva y rebeldía, paliaba mi cargo de conciencia por el hecho de pagar por sexo, algo que no había hecho nunca antes y diluyo cualquier ánimo de arreglarme, por lo que decidí esperar en bóxer a mi cita… tampoco creía que se fuera a asustar!
Apoyado en el cristal del gran ventanal de mi habitación vi como un taxi paraba en la entrada del hotel y bajaba una chica de media estatura, media melena morena y abrigo blanco, debía de ser ella. Había insistido a la señorita de la agencia en lo importante de la discreción, nunca me había gustado llamar la atención ni siquiera a 3.000 km de casa.
Los minutos se hicieron horas, no entendía porque tardaba tanto en subir… quizás no era ella? El corazón me palpitaba a mil por hora… que la digo? 
De repente me di cuenta de que no sabía como reaccionar ante la situación que estaba a punto de ocurrir… no tenía ningún máster que me preparase para algo así. Por mi cabeza pasaban mil preguntas y no contestaba a ninguna de ellas, estaba ridículamente nervioso, me sentía como un crio ante su primera cita y entonces el pomo de la puerta giro y sin pensarlo ni un instante abrí la puerta.
Era espectacular, su melena caía sobre sus hombros, maquillada pero no llamativa, su perfume era dulce pero discreto, sus ojos verdes contrastaban en su piel blanca y el fondo negro del su pelo, su escote a pesar de ser discreto dejaba adivinar unos pecho grandes y firmes, una falda de tubo por encima de las rodillas marcaba un contorno perfecto… durante unos segundos los dos nos miramos sin decir nada, no era la reacción que esperaba para esa situación, su mirada se congelo sobre mi cuerpo seria y concentrada y me pareció que hasta con una pincelada de sorpresa quizás por estar desnudo. Tendí mi mano ella la cogió y la arrastre al interior de la habitación sin decir ni una sola palabra, cerré la puerta tras ella y aun de pie en el pasillo la besé muy despacio, note como su cuerpo se estremeció o al menos eso quise pensar, hundí mi cara en su cuello y comencé a morderlo muy despacio, ella echo la cabeza hacia un lado cerró los ojos y exhalo un gemido de placer, mis manos comenzaron a recorrer el contorno de su pecho, su espalda y muy despacio llegaron a su trasero firme. Sin dejar de besarla y al tiempo que bajaba por su pecho, comencé a soltar su falda que cayó como un telón sobre la moqueta. 
Uuuuffff!! un culote de encaje negro dibujaba su sexo y un liguero marcaba la frontera  entres sus piernas y el principio de sus ingles, me dejé caer acariciando su contorno y milimetrado su cuerpo con mi lengua -vamos a la ducha- me cogió de la mano y me guio por la habitación como si fuera la suya.
El vapor, el jabón sobre su piel y el sonido del agua al caer por su cuerpo me llevaron al límite de mi resistencia. Sus pecho llenaban mis manos mientras los acariciaba desde atrás, su espalda arqueada me ofrecía su culo generoso y su cabeza buscaba mi boca. Mis manos exploraban su sexo y lo masajeaban despacio pero sin parar, su clítoris que a esas alturas ya estaba hinchado de deseo, el flujo que manaba de su rajita junto con sus labios me invitaban a penetrarla. El baile de su nalga mezcla de lujuria y desesperación por encontrar mi sexo minó mi resistencia y la penetré lenta pero implacablemente… Mi polla lleno su cavidad en la primera envestida, por un instante me quede inmóvil presionando con todas mis fuerzas intentando buscar el final de su agujero. Un gemido sordo se alzo sobre el rugido del agua de la ducha y fue el preludio de un movimiento rítmico de su cadera que la obligaba a golpear contra mis pubis, sus manos apoyadas en el mármol de la ducha servían de palanca a su empuje, yo agarraba con fuerza de su melena y con la otra mano separaba sus nalgas para facilitar mis envites… una de sus manos comenzó a masturbar su clítoris buscando el orgasmo y aumente la fuerza y el ritmo de la cabalgada note la palpitación de sus paredes húmedas y la contracción de su sexo… -me corroooo, siiiii me corroooooo o dios mio dame maaaaas, dame dameeee- y el ritmo de sus manos aumento en su coño –aaaahhhhhh- y me regalaba una lubricación extra que me animaba a empujar más y más adentro... no pude más… mi mente se centro en el extremo de mi rabo y en como un chorro de mi esencia estaba a punto de inundar su cuerpo... en un movimiento rápido me saco de ella, se giro al tiempo que se arrodillaba delante de mi recogió y recogió con su boca desde la primera a la última gota de mi leche.
Cuando había terminado de inyectar toda mi esencia, ella continuo chupando muy despacio la punta de mi glande… la demanda de más de lo que ya no tenía me provocaba un dolor agudo y placentero…
Salí del baño manteniendo el equilibrio a duras penas y pensando que era dinero mejor gastado en toda mi vida. Busqué mi cartera saqué unos billetes y lo dejé sobre la mesa junto a su bolso… llegué hasta la cama y me tumbé desnudo boca abajo.
Un momento después escuche como Linda salía de baño se acercaba a la cama y me besaba en el culo después de darme un cachete… -adiós, hasta otra!- y la puerta se cerró.
Mi cuerpo de dejaba mecer por las manos de Morfeo, cuando unos golpes en la puerta me devolvieron a la conciencia –¿quién cojones es ahora?- De camino al la puerta cogí un albornoz y me lo puse de cualquier manera, debía de haber olvidado algo!.
Abrí la puerta y delante de ella había una “señorita”, rubia de bote, con una miniminifalda, un top muy top y con más pintura que El Prado! me saludaba con la mano mientras masticaba con la boca abierta un chicle… El mundo se detuvo de repente, me vi en 360º de pie en la puerta, mi cabeza intentaba encajar las piezas… que cojones…? Mire la mesa y de repente todo tomó forma, el dinero seguía allí, junto a él había una nota; “!nunca confundirse de habitación resulto tan excitante!”

4 comentarios:

Rachel dijo...

Me ha encantado la delicadeza puesta en la descripción de la situación, te he imaginado tumbado en la cama y leyendo el periódico en la sección de contactos, como pensabas en como actuar antes de llegar y como la situación mejoró tus espectativas.
Ufffff me encanta!!!

Utópica dijo...

Es pura sensibilidad este hombre.
Me encanta.
Sigue sorprendiéndonos Paco, estamos encantadas.

Anónimo dijo...

jajaja me leeis con muy buenos ojos!! muchas gracias guapas.
Paco01

Anónimo dijo...

Enhorabuena Paco. Has conseguido mantenernos enganchados y despiertos hasta la última palabra del relato...
Imaginar tal final, fué tanto o más placentero como el simple hecho de equivocarse de habitación.

Saludos,

Casitododulce